Me acerqué a la cafetería después de haber estado hablando con Silvia, Don Lorenzo y en la sala de tiro con Amaia, era pronto, era de los pocos días que me daba tiempo a hacer todo lo que quería antes de ponerme a trabajar, ya se sabe el dicho "A quien madruga dios le ayuda", para estar más despierta, necesitaba un café, por eso estaba allí, estaba todo bastante vacío, me acerqué a la barra y pedí a la camarera un café solo, espere y observe a la gente que había por allí.