-Eh, yo...-se obligaba a si misma a mirarlo a la cara, evitando bajar por su cuerpo desnudo.
Iba a disculparse por segunda vez antes de irse cuando escuchó una vocecillas que se acercaban a los vestuarios, la cara de la rubia paso a una de terror, sin pensarlo dos veces, se metió en la ducha de Aitor y cerró la puerta, rogando al cielo que no los pillaran.