Subiendo (Amaia)

Tenía que dejar de madrugar tanto o iba a acabar muerto, tanto trabajo era malo. Y yo estaba comprobando mi teoria estando tantas horas metido en una comisaría.
Estos días no había pasado nada interesante, asi que todo era papeleo. Que si maltrato animal, divorcios... y demas papelitos que acababan en juicios y nosotros casi ni tocabamos. Me aburría mucho.
- Cause Maybee- cantaba en voz alta intentando animarme mientras me subía al elevador.

Una vez más, me habían encasquetado las cajas que nadie quería trasportar en esa comisaría y, por no subir de nuevo las escaleras, iba a coger el montacargas cuando vi que alguien se había metido en él y estaba a punto de darle al botón de cerrar puertas, así que me apresuré, con las cajas en mis brazos a la altura de mi pecho, por llegar justo a tiempo y poner el pie en la puerta que se cerraba lentamente.
Me encontré con Aitor. Lo conocía un poco de vista, más que nada porque Lis me había dicho que le gustaba algo de ese chico, pero yo a penas lo conocía, así que sonreí tímidamente y entré con él, dejando las cajas en el suelo.
-Ehmm... -murmuré- ¿Vas arriba o abajo?

- ¿Arriba y tú?- pregunté educadamente mientras miraba de arriba a abajo a la chica que llevaba tantas cajas preguntandome a mi mismo quien coño era. Llevaba cajas y era joven, asique seguramente sería becaria. Aunque Povedilla también llevaba cajas y llevaba mas años que yo metido aqui dentro. Asique había excepciones...- ¿Nueva verdad? ¿Cómo te llamas?- pregunté sonriente, al menos tendría alguien con quien hablar hasta llegar el dia. Asi se me haría algo mas ameno el día. al menos hasta que se pasase Blackman por aquí a decirnos que alguien tenía pensado dominar el mundo.

-Abajo, pero no importa -dije dándole al botón del piso 1.
Me daba igual subir primero y luego bajar. Me quedé un buen rato callada, mirando al frente, a la espera de que aquel cacharro lento arrancara. Por ascensores así me volvería claustrofóbica. No sería por espacio, sino, más que nada, por su lentitud y agobio...
-S...Sí -murmuré cuando vi que me habló, alcando la vista para mirarlo-. Soy Amaia -sonreí-, becaria.

Acerque mi cara a la suya y le di dos besos.
- Yo Aitor, encantado.- dije de nuevo con mi tipica sonrisa sin garbo.- Policia Nacional, becario hasta hace poco...- dije mirando las cajas.- Tranquila, a todas nos hacen llevar cajas como perros. Y algunos lo siguen haciendo cuando dejan de ser becarios...

Sonreí devolviéndole los dos besos y separándome poco a poco conforme alzaba más las cejas, según lo que me iba diciendo.
-Vaya, espero que esto acabe pronto. Cuando estaba deseosa por terminar Bachiller y dedicarme a algo que me gustara jamás pensé que comenzaría con esto... -reí entre dientes en a penas un tono de voz muy bajitos.

Bachiller...Que era eso. Yo ya lo había dejado muy atras. Y eso que me lo pasa muy bien en clase. Había mas chicas a las que meter fichas que en esta comisaria. O al menos de las que no estaban pilladas...
- Yo desde pequeño he querido ser policia. Sobre todo por la pistola, aunque la verdad es que en todas las comisarias que no sean esta. la usan bien poco....- dije riendome después al catarme de que ese comentario podía haber sonado un poco demasiado mal. - bueno...¿Y tu ya has empezado ha hacer algo que no sea llevar cosas?

Escuché lo que empezó a contarme con mi sonrisa difícilmente borrable. Dejé la última caja que tenía en mis manos en el suelo y me apoyé en la pared del elevador, escuchándolo mientras lo miraba observadoramente.
-La verdad es que yo iba para guionista -admití, riendo entre dientes-, pero acabé optando por ser policía, lo otro era un sueño estúpido. Y... bueno. No me ha pasado nada emocionante, de momento... -murmuré, omitiendo todo lo que había sucedido con Blackman: el cómo me había salvado la vida, cómo había muerto y había sobrevivido... Todo.
Entonces, noté como que el suelo se había parado y movido un poco. Escuché un pequeño crujido y vi por el cristal de la puerta del elevador que nos habíamos quedado atascados entre dos pisos. Genial. Miré impresionada a Aitor, como diciendo "Pellízcame, que no me lo creo".

La cuarta vez que se me atasca el ascensor esta semana, bien Aitor te estas luciendo pensé mientras me sentaba en el ascensor y la miraba desde abajo. teníamos para rato, asique a esperar.
- Tu no fumas porros. es imposible ser guionista sin fumar porros. Haber si no a quien se le ocurre meter osos polares en el pacifico sur como a los de Perdidos...- murmure por lo bajo antes de dar con la mano unos golpes en el suelo al lado mio para que se sentase.- Sientate que tenemos para rato aquí metidos...

Llevé la mano a mi frente como diciendo "Genial, no tenía mejor cosa que hacer que quedarme encerrada en un ascensor que podría estar apunto de caerse y destruirse con nosotros dentro. Viva el caos".
Miré a Aitor desde arriba, pues ya se había hasta sentado y decidí sentarme a su lado, poniéndome bien la falda negra para que no se arrugara, y sentándome a su lado con la espalda apoyada en la pared metálica.
-Por lo que veo, va siendo hora de poner un ascensor nuevo...

Empecé a reirme ante su comentario. Llevaba pidiendo una fotocopiadora nueva desde que entre aquí y no la ponían, asique un ascensor sería imposible. O casi imposible.
- Se supone que esto es para transportar cosas, no personas. Asique asi andamos...-dije dandole una hostia con la pierna a la otra pared del elevador esperando que alguien lo escuchase.- Solo queda esperar a que algun vago como nosotros pase por aquí...

Reí entre dientes, entreteniéndome mirando mis uñas pintadas de rojo sangre. Me encantaba, era un color tan vivo...
-La verdad es que transporte lo que transporte, no debería ir mal. Pero supongo que esto lleva aquí desde que yo nací, por lo menos -bromeé, haciendo un ángulo casi pegado con mis piernas semi-desnudas, tapadas con unas botas y abrazándomelas.

Empecé a reirme mientras miraba sus botas. Le daban un toque así como de gótica lolita, a lo Marilyn Manson pero que era chica de verdad.
- Bueno eso mejor se lo preguntamos a alguien mas viejo como Curtis, Mariano o Don Lorenzo...- dije riendome mientras me enteraba de que eso de Don Lorenzo sonaba muy como Don Corleone. Los dos eran igual de mafiosos.

Sonreí ante su comentario, la verdad es que él aparentaba tener más de los que tenía, mi tío, digo.
-Oye, que mi tío Curtis no es tan viejo. Aún no ha llegado a los cincuenta -le dije, mirándolo con una sonrisita y las cejas alzadas-. De hecho, creo que tendrá un cuarto de años menos que Don Lorenzo, pero quieras que no, se nota...

Empecé a reirme...¿era la sobrina de Curtis? No me jodas. Lo que faltaba. Aquí todos eran familia. Todos menos yo claro que solo estaba relacionado con los demas por haberme liado con la nieta del comisario y la hija de mi jefe directo. pero eso era relativo.
- No me jodas que Curtis es tu tió. ¿Y te da la paga o has sido una niña mala y no te deja disparar?

Me crucé de brazos, desvaneciendo mi sonrisa al verlo reír. ¿Qué era aquello que tenía tanta gracia para él? Que no era una cría de quince años... Hombre... ¿A caso pensaba que dependía de mi tío para algo?
Entrecerré los ojos. Si continuaba, iba a perder puntos y le diría a Lis que no le convenía... Juas.
-Es mi tío, pero eso es irrelevante.

La mire sorprendido, vaya humor tenía. Con lo gracioso que era su tio. esta habría heredado los genes de la otra familia seguramente, y el pelo tambien. El de su tio molaba mas. Yo de pequeño siempre había querido dejarme el pelo afro. Pero mi madre no me dejaba rizarmelo y me decía que me quedaba mejor corto. Vaya trauma infantil...
- Vale vale...Que caracter...- dije tapandome la cara como si fuezse a pegarme.

Lo miré con las cejas alzadas, casi riéndome un poquito por su reacción. Era raro... pero bueno. Yo también lo era, así que daba igual.
-Qué poco sabes defenderte, Aitor -dije, negando con la cabeza como si me hubiera decepcionado.
La verdad es que parecía la mar de agradable, pero era el prototipo de tío en el que sólo se fijaban las demás. Yo era más de la gente... Única. A Aitor nunca lo vería como algo más que un compañero o simple amigo.

Mire al techo del elevador, una leyenda urbana decía que Blackman se colo por ahí para advertir a la jueza. Y con ese tio a saber, podía haber pasado de todo...
- Tu eres medio gótica. Y una leyenda urbana dice que Blackman una vez entro y salió por ahí arriba. ¿tu también eres capaz de dar tantos saltitos o todavía no?- dije riendome antes de revolverle el pelo.- Es coña, tendremos que esperar hasta que la policia nos salve...

Seguí su mirada con la mía, desviándola por un momento al techo del ascensor, que parecía tener una trampilla completamente bloqueada.
-Una cosa no quita la otra... -dije, refiriéndome a que ser gótica no tenía nada que ver con aquella "leyenda urbana".
No me había llegado la información de que Blackman hubiera hecho eso, pero creí a Aitor. Porque... ¿Qué no había hecho Blackman en su vida? Seguramente había probado hasta escalar el himalaya... Aunque aquello no era más que un decir.

Teniamos para rato aquí metidos, aunque yo no tenía nada que hacer fuera. Era una tarde normal de San Antonio. Vale... ¿y ahora de que hablaba yo con una pava desconocida y gótica que lo unico que sabía de ella era que era la sobrina de Curtis. ¿Qué musica te gusta? Era obvio que escuchaba Evanescence y Within Temptation ¿De que color es tu ropa interior? Seguro que era negra, y aparte me llevaría una hostia si lo hacía. Asique mejor no hacerlo si quería seguir vivo.
- ¿Bueno y tu de que parte de Madrid eres? No me suena haberte visto nunca por san Antonio asique no creo que seas de ese barrio de mala muerte...-dije mirando a la pared del ascensor. ¿y si nos quedabamos sin oxigeno?

Me había quedado sin palabras ante Aitor. Lis parecía confiar mucho en él. Me había contado su primer encontronazo y era digno de ser recordado... Parecía haber sido una primera impresión realmente bonita, sobretodo porque, todo el mundo -y cuando decía todo el mundo, significaba todo el mundo...- pensaba bien de Lis nada más verla, pues su carita de niña inocente y sus bonitos ojos decían de ella que era una chica muy dulce. Vamos: la típica chica que un tío busca para algo serio.
¿Sería Aitor distinto? En fin, Amaia... No deberías preocuparte ni meterte en temas de los demás, y menos con él que a penas conocías... En aquel tema no tenía ni voz ni voto. Al menos hasta que Lis me diera permiso de cotillear con ella, como siempre hacíamos y pasábamos en grande haciéndolo.
-Es que no soy de San Antonio... -sonreí, "pero parece que tú tampoco lo eras hasta que viniste aquí", pensé.
¿Qué? Chismes de Lis...
-Pero ahora sí lo soy, me he mudado con un amigo -le dije mirándolo con un rostro divertido, como de una niña que presumía de cualquier tontería-. He vivido cerca de aquí, pero nunca en este barrio.

rebusqué en mis bolsillos y encontré una pelotita, toma. Ya tenia algo en común con el tio ese de la película americana esa en la que un judio se intentaba escapar de un campo de concentración nazi. Muy apropiado. Pero bueno, daba igual. Me puse a botarla contra la pared, lanzandola con la ixquierda y cogiendola con la derecha.
- ¿Cómo se llama tu novio si puede saberse?- pregunté mirando a la pared y sonriendo ligeramente.- Ya que nos vamos a quedar encerrados un par de horas aquí dentro, hablamos de chicos o algo así que es lo que siempre haceis las tias.- me rasqué los ojos con una mano y después la mire.- Y en que pensabas tu en hacerte policia? Te pega ser policia casi menos que a mi...

Sonreí algo avergonzada ante su comprometida pregunta, y me dediqué a mirar la trayectoria de la pelota que lanzaba y recogía constantemente, pensándome cómo contestar a todas sus preguntas.
-No tengo novio... -murmuré con tristeza, al recordar, casi como si lo estuviera volviendo a vivir, cómo Blackman se iba y desaparecía de la vista de todos sin darme si quiera la ocasión de darle las gracias por haberme salvado de un balazo en el entrecejo...
Me volví a quedar callada un buen rato, pensando en él. Y luego recordando a Goyo... Menos mal que Aitor preguntó otro tema distinto.
-Pues... Supongo que siempre quise ayudar al resto. Y me pareció que esta sería la forma que más iría conmigo.

Seguí con mi pelotita amarilla, como cuando tenía 12 años. Me gustaban mucho las pelotitas pequeñas. Que pena que no fuesen consideradas deporte, podría haberme dedicado a eso. No era malo. Aunque bueno, esntonces no habría tenido mi pistolita, a la que por cierto tenía que ponerle un nombre...
- Para eso haberte hecho enfermera. Te pegaría ir de enfermera sexy- dije riendome.- Si es que como bien dice el famoso refran. La policía es tonta.